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La Isla Prohibida, un cooperativo familiar redondo

En la primera década del siglo XXI, Matt Leacock trabajaba de desarrollador para AOL y Yahoo. Especializado en experiencia de usuario, este norteamericano también era un ávido jugador de juegos de mesa. En 2008 publicó Pandemic, que en muy poco tiempo se convertiría en un gran éxito en todo el mundo. Aclamado como uno de los mejores títulos cooperativos del mercado, Leacock reconoce que El Señor de los Anillos de Reiner Knizia, fue una gran inspiración para él.

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Dos años después, en 2010, llegaba el turno de su otro gran éxito, La Isla Prohibida. Muchos lo vieron como el hermano pequeño de Pandemic, al tener ciertas similitudes (modo cooperativo, habilidades únicas de cada personaje…) pero Leacock siempre ha negado ese parentesco, defendiendo la personalidad propia de cada título. Explicaba el autor en un hilo de Reddit: The games do share similarities, but I was targeting different people when I designed them. Forbidden Island is a lot simpler to set up and play than Pandemic (it’s more accessible) but doesn’t have quite as much depth. (Los juegos comparten similitudes, pero quise dirigirme a diferentes tipos de público al diseñarlos. La Isla Prohibida es mucho más sencillo de preparar y de jugar que Pandemic [es más accesible], pero no tiene tanta profundidad.)

La partida

En La Isla Prohibida los jugadores forman equipo con otros aventureros en una misión a vida o muerte para recuperar cuatro tesoros sagrados de las ruinas de un peligroso paraíso. El equipo debe colaborar y mantener la calma mientras la isla se va hundiendo turno tras turno, para tratar de escapar a tiempo con el helicóptero.

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Sin embargo, antes de crear la isla que hoy conocemos, Leacock había imaginado el juego ambientado en el espacio. Su primer prototipo, llamado Asteroid Storm, planteaba que los jugadores se encontraban en una estación espacial que había entrado en una zona de asteroides. El objetivo consistía en reunir cuatro piezas de equipo a toda prisa y llegar a la cápsula de escape antes de que la estación desapareciera. Durante la partida, los asteroides impactaban contra secciones de la nave, que acababan desapareciendo de la zona de juego.

Tras presentar el prototipo a Gamewright, la editorial que lo acabaría publicando, Leacock y los editores decidieron cambiar la ambientación: los astronautas pasarían a ser aventureros, las piezas de equipo se convirtieron en reliquias y las secciones de la estación espacial, en partes de una mítica isla que van desapareciendo por la subida de la marea.

Gamewright apostó por comercializar el juego en una caja metálica y pronto La Isla Prohibida entró en decenas de miles de hogares. Pensado para un público familiar, su preparación ágil, las pocas reglas, distintos modos de dificultad y la amplia rejugabilidad que ofrece encajaron muy bien entre público y crítica. Así lo demuestran sus nominaciones en los Spiel des Jahres y en los Games Magazine Awards y los premios Mensa Best Mind Game y Juego del Año en España. Y también lo demuestran las distintas configuraciones de distribución de las losetas de isla, creadas por aficionados y amantes del juego.

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De la Isla a la Selva

De la edición española se encargó Devir Iberia, que en 2010 empezó una fructífera relación con Gamewright, que sigue en la actualidad. Según Xavi Garriga, director editorial del grupo, La Isla Prohibida tiene una excelente relación calidad precio, se trata de un juego bonito al que puede jugar todo el mundo, ya que se explica rápido, y es apto también para niños. Aunque el juego se publicó por primera vez en español hace 15 años, sigue gozando de una salud de hierro y sigue encontrando nuevos jugadores: anualmente Devir lanza al mercado (y vende) unos 12.000 ejemplares.

La Isla Prohibida también inauguró una saga de títulos diseñados por el mismo autor: El Desierto Prohibido, Forbidden Sky y La Jungla Prohibida. En esencia, los 4 títulos comparten mecánicas (son juegos cooperativos, con un tablero modular, preparación variable, poderes asimétricos, etc.) y un trasfondo temático sutil (los aventureros escapan de un lugar y acaban llegando al siguiente). También comparten un mismo formato de caja metálica, que ya se ha convertido en uno de los elementos característicos de los títulos de Gamewright (como el famoso Sushi Go!, del que hablaremos en el futuro).

El último juego de la saga que se ha publicado, La selva prohibida (y que también ha editado Devir en español recientemente) está ambientado en un planeta selvático lleno de formas de vida extraterrestre donde se ha estrellado la nave de los jugadores. En las mecánicas de este cuarto juego, Leacock ha incluido referencias de los tres anteriores, cerrando un circulo que abrió hace 15 años con La Isla Prohibida.